lunes, 23 de abril de 2012

Santa Felicitas, la hermosura que recuerda el horror




En tierras donde hace dos siglos sólo había quintas, hoy se encuentra el barrio de Barracas y allí una imponente iglesia que hace honor a Felicitas Guerrero, la mujer que en 1872 fue asesinada por un pretendiente rechazado. Dante Galeazzi, el cura que hace 16 años llevó a cabo la odisea de reactivar este edificio después de 20 años de abandono, nos guía en el descubrimiento de la historia que atesora los muros de este templo.


Cuando Felicitas tenía 16 años se casó con Martín de Álzaga, un hombre de 51 años que contaba con una formidable fortuna forjada gracias a su negocio familiar: el comercio de esclavos.
 De este matrimonio nacieron dos hijos: el primero muere al poco tiempo de nacer y el segundo, Félix, muere en 1869, cuando era un niño, de fiebre amarilla. Al año siguiente, Felicitas sufre también la pérdida de su marido por lo que a la edad de 24 años queda sola y, gracias a la herencia, inmensamente rica. Con su fortuna, su juventud y su belleza, Felicitas se convierte prontamente en la dama más deseada de todo Buenos Aires.
 

“Si su hija no se casa conmigo no se va a casar con ningún otro hombre”, le dijo Enrique Ocampo a Carlos José Guerrero, el padre de Felicitas. “En esas palabras, implícitamente, está la sentencia de muerte”, apunta Galeazzi parado junto a la estatua de la mujer asesinada. Ocampo, con la excusa de devolverle cartas y regalos se entrevista con Felicitas en el chalet  inglés de la viuda, ubicado en lo que es hoy la plaza Colombia, justo enfrente de la iglesia. En esa ocasión, ante el reiterado rechazo de la viuda, Ocampo le dispara. Felicitas muere al otro día y Ocampo también. “No se sabe si se mata o si lo mata el primo de Felicitas, Cristian Demaría, quien también la pretendía”, cuenta Galeazzi.


El 30 de enero de 1876, cuatro años después del asesinato de Felicitas, se inaugura la capilla privada que sus padres mandaron a construir en su honor, en el predio donde la mataron. Fue diseñada por el célebre arquitecto Ernesto Bunge y, según Galeazzi, es “la única iglesia original en el mundo dentro del estilo ecléctico alemán”


Cuando ya no pudieron mantenerla, los herederos de Felicitas le regalaron la capilla al gobierno de la Ciudad, presidido en aquel momento por el intendente de facto Osvaldo Cacciatore. A partir de aquel momento “pusieron un candado y la iglesia estuvo cerrada 20 años a merced de los vándalos”, apunta Galeazzi. Fue este cura quien gestionó fondos –que finalmente llegaron desde Alemania- y en 1997 reacondicionó el edificio en ruinas. Desde aquel momento Galeazzi imparte misa y se encarga personalmente del mantenimiento del lugar.


Santa Felicitas en el siglo XIX











Según el mito popular, el alma en pena de Felicitas recorre la Iglesia llorando su trágica muerte, siendo uno de los célebres "fantasmas de Buenos Aires". También se dice que las mujeres que le pidan con fervor un marido lo encuentran, lo que durante años llenó esta Iglesia de jóvenes casanderas que ataban pañuelos a la reja.



Ver Iglesia Santa Felicitas en un mapa más grande




Trailer de la película Felicitas, de Teresa Costantini, inspirada en la trágica historia de Felicitas Guerrero.

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